UN BLOG EN LA MEDIDA DE LO POSIBLE

Queridos lectores: Por primera vez en la historia de las comunicaciones una revista impresa decide hacer un blog: una vez más, FASAT ALFA, tu revista a la vanguardia tecnológica, impone nuevas tendencias.
Aprovechen este espacio sin censura para descargar su ira contra los desadaptados que hacemos FASAT ALFA, tu revista que nunca dejará el papel; o para comentar los artículos; o simplemente para saltar a la fama, y caer al vacío.

FASAT Nº7

EN ESTA EDICIÓN: "Test: ¿Está usted preparado para amar?"; "Caras III"; "La TV en comerciales: Tolerancia Cero"; "Artículo: La odiosa fama"; "Reportaje: la muerte les sienta bien"; "Complete la oración: Haga su propio guión de teleserie"; "Cadena alimenticia de los famosos: ¿Quién se come a quién?"; "Súper Puzzle imprimible"; "Editorial: ¡A la Calle!"; "Carlos Condell; un héroe que nadie conoce"; "Compre compre: El consumo te consume"; "Popular Tecnologik"; Y más, mucho más...

jueves, 8 de mayo de 2008

Artículo: La Odiosa Fama


Por: Nadie Comanechi

La fama, la mala fama, la mamá flama… qué les podemos decir queridos lectores de Fasat Alfa, tu revista que cuando no sabe qué poner, pone Fasat Alfa, tu revista… En fin, la fama, seguro saben mucho más que nosotros sobre este tópico tan banal y a la vez tan tocado, tan amasado y que para más remate sólo algunos pueden amasar. Esos privilegiados a los que nosotros llamamos estrellas, esos nuevos héroes modernos de cuerpos firmes y bronceados radiantes que con sólo una mirada (como la “mirada” que nos regalo Cecilia Bolocco con su baile en el Festival de Viña), pueden generar portadas de diario, debates televisivos, e incluso pueden llegar a ser comentados por la máxima autoridad del país... Un ejemplo de esto es cuando el ex presidente Ricardo Lagos lamentó de manera pública el fallido matrimonio entre nuestro ídolo deportivo y social, Bam Bam Zamorano y la top model Kenita Larrain, matrimonio al cual por supuesto había sido invitado (al igual que el staff de FASAT ALFA, tu revista que va aunque no la inviten).

Entonces la pregunta que nos hacemos acá en las inmediaciones del edificio inteligente y ecológico de nuestras oficinas “FasatAlfa 90210” es: ¿por qué seguimos escribiendo sobre este tema que ya esta tan exprimido y sobrexpuesto?. Podríamos escribir sobre asuntos mucho más interesantes, como el sabor y la temperatura de las cervezas en África, o el aroma de la papa morada en Chiloé. Como si no bastara con la tropa de energúmenos (a la cual nos sumamos haciendo esto) que reflexionan sobre los famosos y que además engordan su fama y les dan trabajo y por lo tanto dinero y por lo tanto poder. La respuesta es bastante simple y lógica: porque al igual que ellos, lo que queremos es fama, aunque lo neguemos y seamos “críticos”. La fama es algo que se quiere o no se quiere, y nosotros la queremos.

Nadie nos puede negar que la fama vende, y aunque esta no sea una revista que cueste dinero comprar, la fama atrae, como los imanes y eso es lo que nos interesa. Sólo basta pensar en como diariamente vamos acumulando información totalmente innecesaria sobre los famosos que se queda en algún compartimiento de nuestro cerebros reservado exclusivamente para almacenar basura. Claro que esto no es gratuito, sabemos que muchos de ustedes, al igual que nosotros, al abrir el diario se va de cabeza a la sección espectáculos a revisar que ha pasado en el acontecer estelar tanto nacional como internacional. O al levantarse en la mañana después de revisar nuestro mail, casi como un acto de inercia revisamos lun.com, donde ya ni siquiera son portada los cahuines sensacionalistas nacionales, sino que llegamos al punto de tener a Jack Nicholson tomando champaña en el Mediterráneo junto a señoritas 50 años menores que él. Qué más alejado de esa realidad podemos estar.

Si bien podemos considerar que este es un fenómeno raro, no podríamos decir que es nuevo. Al contrario, si queremos hablar de la fama tenemos que remontarnos a los tiempos en que los griegos se curaban e inventaban dioses para no sentirse tan solos en este mundo. Dentro de su mitología, existía “Feme”, personificación de los rumores y el copuchenteo. Su misión era propagar los rumores y acciones de los hombres, sin importarle si estos eran ciertos o no, buenos o malos. Podemos hacer la analogía, si la televisión fuera el Panteón de todos los dioses, y los dioses fueran los programas de TV, claramente los programas de farándula serian la encarnación de la diosa Fama.

Lo cierto es que esta diosa nunca fue bien recibida ni en el cielo ni en el infierno, por lo que estaba destinada a habitar entre las nubes, sobretodo en las cumulus y las stratus, provocando así desordenes y desajustes entre los mortales (aquí podríamos comparar a Fama con el angelito de Canal13). A pesar de todo esto, Feme era querida y necesaria para la población, ya que era la que se encargaba de que los hechos de los héroes fueran conocidos. Las hazañas de nuestros héroes modernos, difícilmente son comparables con las de algunos míticos héroes antiguos, ¿o me van a decir que podemos comparar el poderío guerrero y aventurero de Ulises, quien en su larga odisea venció a tantos, entre ellos al cíclope Polifemo, con el poderío guerrero de Nelson Mauri en la K-masú, cuando venció en combate al mítico y poderoso chino cíclope?

Otra capacidad de Feme era proveer inmortalidad, al hacer recordar las hazañas de un hombre mucho tiempo después de haber muerto, como es el caso de nuestro excompatriota, el inmortal Carlos Hidalgo. Este joven alocado, por si no recuerdan, se tomó una botella de pisco al seco, en lo que nosotros llamamos “la previa del carrete” y quedó más tieso que Hombre Araña con insecticida. Ese hombre, que sin saberlo tocó nuestros corazones y es fuente de inspiración diaria para nuestra revista, hasta el día de hoy es recordado por todos los borrachos de nuestro querido país por su heroica hazaña. Te queremos Hidalgo.

Pero volviendo. El deseo de permanecer por toda la eternidad en las cabezas de las generaciones futuras (deseo que nos hace pensar en lo intrincado y extremadamente extraño del razonamiento humano), inspiró a muchos héroes a arriesgar hasta su vida con tal de adquirir aquel reconocimiento. El caso mas patente de la antigüedad fue el de Aquiles, quien pudo elegir entre una vida larga y anónima pero optó por una corta y gloriosa. O en la actualidad, el caso de Pato Laguna, quien en vez de elegir una vida de estudios y trabajo rutinario, optó por el vertiginoso mundo del modelaje de calzoncillos.

Por su poder de hacer grande lo pequeño y pequeño lo grande, Feme tuvo su altar en la misma y gloriosa Atenas, y ahora lo tiene en la propia casa de Rodrigo Danus.

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